Cuando era adolescente, leí un libro sobre chamanes y sus prácticas de sueños. El libro mencionaba cómo a veces usaban un talismán para ayudar en sus viajes. Esa noche, tuve un sueño sobre encontrar mi propio talismán en mi patio trasero. Su superficie era escalonada, representando las etapas del sueño. Por la mañana, impulsado por la curiosidad, busqué en mi patio trasero con la intención de encontrar el talismán. Y lo hice… más o menos.
Nuestro patio trasero estaba lleno de piedras en lugar de hierba. Entre ellas, encontré una piedra que se parecía mucho a la forma del talismán en mi sueño. Luego, tomé prestado el Dremel de mi padre y comencé a darle forma a la piedra para que coincidiera con el diseño escalonado que había visto en mi sueño. Nunca antes había tallado una piedra, así que no tenía idea del proceso. Afortunadamente, el diseño era simple y, al final, se parecía mucho a la versión del sueño.
En ese momento, ya estaba practicando chequeos de realidad estándar durante mis horas de vigilia. Ahora que tenía el talismán, al que llamé “Piedra de Sueño”, lo incorporé en mis chequeos de realidad. En lugar de intentar presionar mi dedo a través de mi palma, intentaba absorber la piedra en mi mano. A veces, cerraba ambos puños e intentaba teletransportar la piedra de una mano a la otra, luego las abría para ver si funcionaba. En público, intentaba sutilmente mover la piedra de un bolsillo a otro sin usar mis manos. En otras ocasiones, sostenía la piedra en mi palma abierta, intentando hacerla levitar.
Durante los meses siguientes, estos chequeos de realidad se infiltraron en mis sueños, y también lo hizo la piedra. De niño, siempre había querido traer algo del mundo de los sueños a mi vida despierta. Con la Piedra de Sueño, logré lo contrario: llevar algo de mi vida despierta al mundo de los sueños. Mientras que la mayoría de las cosas en los sueños tienen análogos en el mundo despierto, esto era diferente. Esto era intencional. En estos sueños lúcidos, la piedra siempre era más vívida y vibrante, casi vibrando con intensidad. Puede sonar tonto, pero se convirtió en mi compañera en estos sueños. Absorberla en mi mano me permitía volar. Podía disparar y atacar enemigos o emitir un escudo de energía para protección. Los segmentos escalonados a veces se rompían y reformaban en formas que me ayudaban de diversas maneras.
Era un regalo increíble, y lo percibía como tal. Se sentía menos como algo que hice y más como algo que descubrí, algo que siempre había existido. Sin embargo, a medida que crecí, especialmente durante mis años universitarios, cambié la exploración de sueños por noches largas con amigos, videojuegos o sesiones de estudio de última hora. Este patrón me siguió a la adultez y a la paternidad. Eventualmente, incluso prefería los sueños regulares sobre los lúcidos, ya que requerían menos esfuerzo. Ya no quería llevar la carga de la conciencia a mi mundo de sueños, prefiriendo dejar que mi mente inconsciente tomara el control total.
Estos días, ocasionalmente experimento sueños lúcidos, y a veces la Piedra de Sueño aparece, pero es raro, especialmente desde que ya no la llevo conmigo ni realizo chequeos de realidad. Mientras escribo esto, siento una sensación de pérdida, pero como adulto, carezco del impulso o la energía para recuperarla. Miro con cariño esos sueños, y a veces, sostengo la piedra, encontrando consuelo en su superficie fría y suave. Durante estos momentos de reflexión, me pregunto cuántos otros han tenido una experiencia similar. Aunque esta piedra en particular es única para mí, el concepto de un talismán de sueños no lo es. ¿Cuántos otros han encontrado su propio talismán para guiarlos en sus aventuras nocturnas? ¿Has encontrado uno? ¿Estás buscando?